Precisamente, a la salida de la catedral, donde había celebrado una misa para conmemorar el nacimiento de Jesús, el Cardenal López Rodríguez, vuelve a asumir su acostumbrada posición en favor de los depredadores y saqueadores, que han llevado al país a un callejón sin salida.
Después que bajo del altar, se olvidó de la misa Y haciendo gala de su compromiso con el mantenimiento del statu quo utilizó el mismo ímpetu, con que acababa de dirigirse al cielo, para hacer un llamado a las autoridades y exigirles, que aprieten la tuerca contra la delincuencia. Algo plausible siempre y cuando su intención abarcara a la delincuencia en sentido general. Sin embargo, su trayectoria lo delata, para el jefe de la policía el mensaje fue bien claro y todo el mundo lo sabe, el cardenal se refirió a la delincuencia de los pobres. Dejo modo, que el máximo líder de la iglesia en nuestro país, esta de acuerdo con que se continúe matando jóvenes, entre los cuales, muchas veces caen inocentes. Olvidándose, del fango putrefacto en que se mueven, los responsables de la seguridad ciudadana. A Dios rogando y con el mazo dando.
Según afirmó, la violencia, el sufrimiento y las calamidades que se viven, no son parte del plan de Dios, sino que forman parte del pecado de quienes no lo han aceptado. La pregunta es, ¿Han sido nuestros líderes religiosos ejemplos dignos para guiarnos por el sendero marcado por Cristo? La repuesta es obvia, la mayoría se han apartado, alejándose del camino del sacrificio, para escoger el de la buena vida, el lujo y los placeres efímeros, sin importarle el sufrimiento de los demás. A excepción de una minoría, que ha seguido los pasos del Salvador y lucha constantemente para que se eleve el nivel de vida de los de abajo, enfrentando la resistencia de la cúpula religiosa Cientos de jóvenes caen todos los años víctima de los grupos de asesinos que utiliza la policía, dizque para combatir la delincuencia.
En su calidad de jefe de la iglesia, en vez de apoyar indirectamente la prolongación de esta práctica, la cual viola todos los preceptos divinos y humanos, debería de exigir que se enfrenten los delitos de cuellos blancos y se invierta más en labores sociales, tales como el deporte, la educación, la salud, la construcción de vivienda, la creación de empleos y sobre todo, la transparencia en el manejo de los recursos del Estado, lo que redundaría en la disminución de las enormes desigualdades económicas y los índices de pobreza. Hace poco, algunos diputados exhortaron al jefe policial a que siga con la matanza, pero que se cuide de los medios, este hecho, debió ser condenado por nuestras autoridades eclesiásticas. Pero ¡Qué va! las aves del mismo plumaje vuelan juntas. En vez de condenar esta actitud, nuestro cardenal sale en su defensa pidiendo que aprieten la tuerca contra la delincuencia.
¿Pero cuál, la de abajo, o la de arriba? No es difícil determinar que se refirió a la de abajo, pues los corruptos de arriba gozan de su bendición ¿Quiénes son los peores delincuentes de nuestro país? La repuesta todo el mundo la sabe ¿Porqué la iglesia no pide que se lleven a la justicia a los culpables del hueco fiscal? simplemente porque está comprometida, ha recibido parte del botín. Hay un compromiso establecido en el Concordato, un contrato firmado entre Trujillo y el Vaticano, en el año 1954, el cual permanece vigente y establece una serie de prebendas y privilegios, a favor de los líderes de la iglesia a cambio de su silencio, ante los atropellos a que someten los gobiernos a la población, cuando esta se revela en contra de los abusos y la explotación. En el artículo 17 de dicho documento, se dispone, que los capellanes castrenses ostenten el grado de oficiales y estén sujetos a la disciplina militar. En efecto, una parte de nuestros sacerdotes son militares y en consecuencia, como parte de ese cuerpo armado no pueden criticarlo aunque sus acciones vayan en contra del bien común. Por tal razón, en muchas de las opiniones del cardenal, predomina el doble sentido, tratando de quedar bien con Dios y con el Diablo. Nunca se le ha escuchado criticar el endeudamiento. Por ejemplo, cuando se le preguntó sobre el caso Félix Bautista, simplemente contestó, que eso había que dejárselo a los abogados.
Sobre la reforma fiscal, su repuesta siguió el mismo tono contestando que era un duro golpe, pero que no había otra opción. Sobre los juicios populares contra Leonel, lo calificó como una comedia del folclor dominicano. El jefe de la Iglesia Católica se ha convertido en una especie de barrera para que los dominicanos alcancemos el nivel de desarrollo, justicia social y equidad, que todos anhelamos. No tenemos nada personal en contra del cardenal, pero la verdad hay que decirla aunque duela El inicio de un nuevo año, es el mejor momento para que cada uno de nosotros se haga un profundo examen de conciencia para ver si realmente hemos estados cumpliendo con nuestros deberes cristianos. Lic. Elías Samuel Rosario Mata eliassam16@hotmail.com
Autor: Elias Samuel Rosario Mata